La sensación de emprender una nueva revista

A lo largo de estos días desde que iniciamos nuestra andadura en la plataforma crowfunding de Lánzanos, hemos recibido muchísimas muestras de apoyo a través de amigos, conocidos y de gente nueva que se van sumando al proyecto.

Más allá de que podamos llegar o no lograr juntar la inversión necesaria, somos conscientes que en estos tiempos de crisis esto se antoja un viaje quijotesco, y digamos complicado.
Si ven el resultado obtenido hasta ahora, lo que vamos sacando de todo esto, son las sensaciones que venimos percibiendo desde el momento que hemos puesto el límite de los 75 días.


-Una de ellas es la sensación de que nos estamos abriendo paso para ser un nuevo medio deportivo que saldrá en plataformas digitales.
No nos incomoda que haya muchos medios deportivos en el mercado, al contrario, creemos que por un lado la competencia nos hará mejores a todos.
Alguna vez alguien me dijo que eso era fragmentar el mercado. Como si dos verdulerías se ponen una enfrente de la otra.
Nosotros no creemos en eso. Mejor que haya mucha cantidad y variedad para que la gente pueda elegir. Ya sabemos que provocan los monopolios informativos. Un sólo punto de vista achica los cerebros.
Y cuando los monopolios caen. Miles de periodistas quedan en la calle. Como está pasando ahora mismo y mucho más en España, pero la misma historia ocurre en todo el mundo.

-Somos muchos los periodistas, diseñadores, fotógrafos, correctores y traductores que nos hemos quedado en la calle por diferentes motivos.
Aún así creemos en la posibilidad y por efecto contagio al ver que otros compañeros se animan, de intentar crear pequeños medios. Un poco porque frente a la nada hay que hacer algo. Aunque sea el hecho de abrir un blog.
Pero si te lo piensas bien, tienes a tu mano la oportunidad única de poder crear un canal de comunicación como uno lo había soñado e imaginado.
Esa nota que mi editor no me dejó publicar se transforma en una revista...
Y curiosamente, por contrapartida, pasa que mucha gente descubre que necesitaba ese aire fresco.
Hay que animarse...

-Animarse armar un proyecto con la desventaja de no tener un sponsor fuerte, ni un business angel ni demonio que te lo empuje. Sólo tienes una idea deforme, pero también la ventaja de tener la libertad de hacer la revista como realmente se te canta.
La desventaja de no saber cómo coño se arma una empresa. Ni tener idea de números.
Para el caso de muchos que estamos en ElevenFoot, que ya tenemos hijos es algo parecido como cuando tenés que cambiar el pañal por primera vez a tu hijo. No tenés la mas puta idea.

 -Otra es la sensación de pensar cómo hacer periodismo en una plataforma para móviles.
Muchos nos han preguntado cómo será y lo mejor de ello es que vamos aprendiendo a medida que vemos como funciona la tecnología en las Apps.
Es muy divertido porque pensamos en la reacción de un usuario que tiene un móvil o una tablet y cómo recibirá esa información que podrá ser. Un texto, sólo una foto con un pequeño pie de foto. O un pequeño programa de radio hecho desde la cocina de nuestra redacción.
A veces esa cosa arriesgada de no saber cómo termina esto tiene su gusto.

-También están las sensaciones negativas de emprender un proyecto. Pero esas son la parte lógica que ya las conocemos desde que empezamos a relacionarnos en el parvulario.
Preferimos guardarlas como experiencias y obstáculos a superar. Más allá de la mística de un proyecto están las reglas de todo negocio. Y a veces se pierde y también se gana.

-Pero la mejor sensación de todas es saber que tarde o temprano llegaremos a ver una película con esta secuencia: agarrar el móvil o la tablet. Descargar la aplicación, usar los deditos y ver que las cosas funcionan y a la vez... mirar a los ojos de los periodistas y colaboradores que soñaron con un producto así.
La película igual a cuando sacábamos de la caja que venía de la imprenta el ejemplar nuevo con olor a tinta recién salida del horno.


Sabemos que los partidos de fútbol tienen 90 minutos. Y hasta el final uno nunca sabe quien puede ganar.
Sino, pregúntenle a Iker Casillas anoche en la final de la Supercopa de España qué pensó cuando vio pasar la pelota de Messi al lado del palo en los últimos minutos del partido.

Igual siempre hay tiempo para la revancha.

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