La segunda vida de un condón






Todos los días soñamos con adquirir algunos objetos que satisfacen nuestras pequeñas necesidades de consumo y que tal vez podríamos prescindir. Ese reloj, el auto fantástico, tal o cual vestido...
Lo sociedad de consumo que le dicen. Y de acumular y acumular.

Hace una semana en una entrevista que le realicé a un joyero artesano, me comentaba que de niño se fabricaba sus propios juguetes ya que su familia era muy humilde y claro, no podía comprárselos.
Me decía: “Yo era muy bueno con las manos. Podía hacer cualquier cosa observando cómo estaba hecho el original que en ese entonces era de latón o de madera. Yo era muy feliz con mis juguetes. Y a la vez mis amigos jugaban con ellos. Hasta los podía llevar a la escuela donde los maestros que eran curas, vieron en mí ese talento que yo tenía, en cierto sentido me consideraban un manitas, que me sirvió para que no me lo prohibieran llevarlos”.

En mi caso cuando cumplí 8 años, mis padres me regalaron el equipo completo de River Plate, allá por el año ’73: camiseta, pantalón, calcetines y botines de marca Sacachispas,  con pelota de cuero con los gajos rojos y blancos. Lo tenía todo para ser feliz. Incluso como era socio de River, festejé mi cumpleaños detrás del estadio monumental donde había parrillas y canchitas para que jugásemos.
Eramos muy felices.
En esa época todavía era imposible conseguir las equipaciones originales de los jugadores profesionales. Y las pelotas no eran como ahora. Había que cabecear ese cuero duro cuando se mojaban y te quedaba la cara así de roja. Le podía oler el olor a cuero nuevo.

Ahora los niños pueden tener la misma equipación que usa Messi. Hasta con los dorsales y los escudos bordados del club y de la liga de fútbol profesional, tal cual salen a la cancha los jugadores profesionales.
La industria lo ha entendido así, incentivando a todos nosotros, niños y adultos, los consumidores insaciables, a comprar el último modelo de la temporada.
Ya desde las escuelitas de fútbol se incentiva a tener por lo menos el ‘look’ o ‘pinta’ de un jugador, y eso mucho antes de aprender a patear la pelota.

A continuación les dejo estos dos vídeos donde en ambos la tecnología a su manera, resuelve y hace más cómoda y feliz la vida de la gente.

La inventiva en ambos casos, en definitiva hace sacar muchas sonrisas al adquirir el objeto deseado que en este caso es una pelota de fútbol.

Y cuando lo conseguimos, nuestra felicidad y las sonrisas que obtenemos son grandes.

Adivinen de dónde son más grandes.



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