Entrevista Jacinto Elá (I Parte)

“¿Si los jugadores cambian de equipo,
  cómo no vas a cambiar tú?”




Jacinto Elá (30 años) es conocido mediáticamente como un chico cuya carrera se frustró cuando mejor aspecto tenía.

En Elevenfoot, además de su particular visión de un fútbol que considera sobredimensionado, hemos conocido las inquietudes de un exfutbolista que habla sin tapujos ni restricciones.

Desde la relajación moral que le da ser velador en un colegio del barrio del Raval y ayudar a chavales de toda condición, Jacinto se permite llevar a cabo una pasión: diseñar ropa en Malabona (faceta en la cual ha sido autodidacta).

Además, en esta entrevista en dos partes, hemos charlado sobre el fair play, las malas artes en el fútbol, sus gustos literarios y sus estrellas negras. Se considera un utópico que apuesta por una sociedad menos separada, que no sólo se una ante las cosas grandes, sino también para prestarse la sal. En la vida como en el fútbol, opina que “tan importante es ayudar como no molestar” e intenta que todo aquel que se encuentre con él “no se vaya peor de lo que vino”.

Una entrevista con el mensaje del hip-hop que tanto le gusta. Como él mismo dice: “Prueba no pensar. A ver si puedes. Si lo consigues, eres un fenómeno”.



 
Por Marcos Moreno Teruel 
@MorenoTeruel


–Persona, monitor, diseñador y futbolista. ¿En este orden?

–Bueno, yo ya no soy futbolista. Yo creo que dejé de ser futbolista cuando me empecé a aburrir con 24 años más o menos. Me refiero a cuando veía que no iba a conseguir ser profesional o llegar al nivel que esperaba. Se convirtió en un trabajo normal y yo tengo mucha pasión por el fútbol como para tenerlo como un trabajo normal.

–¿Sigues jugando o practicando deporte?

–Sí, los sábados sigo jugando en ligas de empresa porque al que le gusta jugar, tiene que hacerlo.

–Si son de un nivel medio bajo deben quedarse asombrados contigo.

–No, nos equiparamos. Esto funciona así. Cuando mejor juegas es cuando juegas en equipos buenos. Si estás en equipo de un nivel más bajo cuesta mucho más ser mejor jugador.

–¿Y no te luces de vez en cuándo?

–No. Siempre he jugado para divertirme y no me gusta humillar al contrario, juego con respeto y mi idea ha sido siempre ganar con elegancia. No siempre tengo la ocasión, pero a veces noto que hay cierta diferencia a mi favor y no lo hago.

–¿Es posible que te vea más risueño ahora que cuando te dedicabas al fútbol?

–He sido risueño siempre, pero dentro del campo he tenido esa especie de mala leche que realmente no iba con mi carácter. Era como jugar con una bipolaridad que a mí no me llenaba.

–Por eso escribiste en un artículo que los valores que tienes fuera del campo te resultan “imposibles de mantener” dentro de él.

–Claro. Hemos aprendido a jugar creando un personaje dentro del campo y otro fuera. Yo siempre he sido una persona tranquila y dentro del campo me transformo, aunque no del rollo 'mala fe', pero llega un punto en que te sientes agredido y tienes que ponerte fuerte ante insultos y patadas fuera de la relación con el balón, y de alguna manera lo sacas. Cuando me cansé de ese personaje dije que no quería jugar más. Me retiré antes de acabar dándole un puñetazo a alguno, porque no quería, por ejemplo, que mi hermana pequeña me viera haciendo eso y me daría vergüenza que mi novia pensase que yo soy así.

–También te recuerdo llegando al campo con los cascos puestos y cara de pocos amigos.

–Siempre me ha gustado escuchar música antes del partido para concentrarme. Es básica. Y en los desplazamientos me pasaba todo el camino leyendo en el autocar hasta la media hora antes de llegar, cuando me ponía música. Es fundamental para entrar y cuando hacía un buen calentamiento sabía que acabaría satisfecho con mi partido, aunque lo empezase mal. Cuando en la previa no me enchufaba decía: “Vaya calentamiento... Hoy me va a costar”.

–En categorias inferiores jugabas con la selección española. ¿La ecuatoguineana absoluta fue una cuestión de pragmatismo o sentimiento?

–Estaba claro que yo ya no iba a volver a la española y quería aportar algo al fútbol guineano. No aporté ni mucho menos tanto como yo quería, pero las condiciones de la selección me parecieron raras cuando vi a tantos jugadores brasileños, nigerianos, etc., nacionalizados para obtener una selección competitiva. A mí eso me parecía un club y me desencanté. Me encontré muy bien pero no era el romanticismo que esperaba.

–Has tenido una carrera atípica: Inglaterra, Escocia, una lesión grave, una retirada pronta..

–La gente me dice que he tenido mala suerte pero yo creo que pocos futbolistas han tenido tanta suerte. He conocido países, he aprendido idiomas, en algunas fases he ganado dinero (sin llegar a ser millonario) y lo normal en el fútbol es no llegar. Lo practican miles para 500 que jueguen en Primera. No todos los buenos llegan arriba, ni los vemos en la tele. Cuando empiezas, el 'no llegar' ya lo tienes, sólo queda cambiar a mejor, aunque cuando has estado tan cerca, duele. Pero te vas mentalizando y a mí en casa me han mantenido con los pies en el suelo.
 

–Así cuesta menos adaptarse...
 

–…a la vida normal. En casa no me han tratado nunca como una estrella. Me han preguntado qué tal pero nunca me han dicho “Qué buen partido has hecho” ni “Tienes que mejorar esto”. En mi casa no se me exigía nada y todos son trabajadores, igual que mis amigos, por eso yo sabía lo difícil que es ganar dinero, sea cuanto sea.
Elá con 19 años. Presentación Southampton.

–¿Qué tipo de jugador eras?

–Rápido, habilidoso y agresivo. En banda derecha, pero mis características físicas me permitían recorrer todo el campo. Bastante buen centro y sobre todo muy incisivo, como omnipresente. Siempre he tenido mucho empuje y he querido contagiar a los compañeros. No sé jugar en silencio sin animar a los demás. Nunca he sido el mejor en un equipo en el que haya estado, aunque tuviera cosas muy buenas, pero lo parecía porque contagiaba mucho.

–La experiencia de Inglaterra es agridulce para ti.

–¿Sabes cuando tiras una bola de papel a la papelera desde seis metros y nadie te está mirando? Así me sentía yo en aquellos entrenos. Llegó un entrenador, Gordon Strachan (seleccionador actual de Escocia), que me ninguneó porque en su día me quiso para el Coventry y yo renové con el Espanyol. Yo estaba a un nivel increíble, de verdad, increíble, pero nadie lo veía. Había aprendido a tirar desde fuera del área, había mejorado una barbaridad el centro, también el regate, la potencía física, la técnica y el control... Él, que incluso me había regalado la camiseta del Coventry, hizo como si no me conociera.

–Y quisiste irte.

En el mercado de invierno del primer año escribí una carta al presidente diciéndole que me quería ir cedido sí o sí, que me daba igual el dinero. No se la llegué a entregar porque todavía no tenía un buen inglés. En el segundo año me fui cedido al Hércules porque no quería estar un año con ese hombre. También fui impaciente, porque me veía desperdiciado jugando cada martes o miércoles con el 'reserve team', donde me enfrentaba con buenos equipos reserva pero no figuraba en ninguna parte y fuera de Inglaterra era como si no existiera. Creo que fue una decisión malísima por la situación del Hércules y que tenía que haberme quedado el segundo año en Southampton para demostrarle que podía. Que podía aguantar ese menosprecio y que a la fuerza me tendría que poner porque la gente me pedía. Pero necesitaba demostrar mi nivel en alguna parte.



Foto del último día en el Southapmton

–Esta me gusta... Dijiste en una entrevista que Piterman, con quien coincidiste en el Alavés, es un genio. ¿Por qué?

–Porque hace lo que le da la gana y consigue que sientas una especie de síndrome de Estocolmo con él. Tiene un talento especial. Te tiene ahí, como secuestrado, y hace que le cojas cierto cariño. Hay cosas que no me gustan de él, como que en el Alavés nos tuvo cuatro meses sin cobrar, pero ya estaba acostumbrado a que en España se cobra mal y tarde. Lo que pasa es que cuando se ensañan tanto con alguien, aunque haya motivos, tiendo a pensar... ¿Por qué? ¿Por qué tantísimo? Y la prensa de Vitoria lo hacía por cualquier cosa. Me alineo con el que está avasallado. El linchamiento general era muy sospechoso. Además subió el equipo a Primera.

–Eres muy crítico con todo y el fútbol, como hemos visto, no se escapa de eso. ¿Reniegas de la maquinaria?

–Más que renegar, me parece una pantomima. Cuando se le da tal importancia a algo que no tiene tanta y el aficionado, lo siento por todos, se siente tan importante... Aunque dentro del fútbol lo es, pero no se le tiene en cuenta para nada y en España menos. Como se ha establecido esto de que un aficionado tenga que servir a un equipo a vida o muerte, sí o sí, el fútbol se sostiene sobre eso.

–Por eso, de broma, te llaman chaquetero.

–Eso es. Y soy, entre comillas y modestia aparte, el más inteligente de los aficionados. Aplaudo al que me gusta. ¿Por qué aplaudir a un equipo que no me gusta? Si Denzel Washington hace una película mala diré: “¡Vaya truño de película!”. Estos es un espectáculo y, a muerte, si tienes que elegir, sólo puedes ir con tu familia, tus amigos... y aún así tampoco. Hay gente más fiel a su equipo que a su novia y no se lo replantean. “Es que hay que estar a las buenas y a las malas”. ¿Pero qué me estás contando? ¿Si los jugadores cambian de equipo, cómo no vas a cambiar tú? Si a ti ni te pagan. Dicen: “No, es que hay que apoyar e ir a los campos, porque están vacíos”. Y los jugadores dicen: “No, no, el que venga a silbar que no venga”. ¿Sólo hay que aplaudirte? Pues vaya fenómeno que estás hecho. ¡Ni que fuera tu abuela, yo! Ja, ja. Y la gente se lo cree.

–Pero en general eres 'perico'...

–No. Soy simpatizante del Espanyol pero no te podría decir ni su once titular. Y cada vez veo menos partidos de fútbol. Veo el Barça porque juega increíble. Además, no tengo tele. Pero con el Barça... a veces les exijo tanto a esos jugadorazos que me quedo insatisfecho. Pero otras veces (dice entre risas) piensas... “Estos juegan a otro deporte, mejor no jugar a fútbol porque para acercarte a lo que hacen estos...” Pero baso mi opinión en lo poquito que veo, porque de repente veo al Rayo Vallecano y pienso: “Madre mía, cómo juegan”. Que les salga o no es una cosa, pero todo lo que son movimientos, circulación del balón y conceptos, son buenísimos. Se ve un equipo trabajado, porque tampoco tienen jugadores increíbles.

–Y si los tienen, se los llevarán.

–Exacto. Y también veo el Madrid para ver si pierde. Como no soy del Madrid y veo que juegan a machacar y no me... Ellos ganan, pero ¿qué gana el que está mirando?

–Hay un tópico: “Todas las opciones son igual de válidas”.

–Sí, totalmente. Porque todos no pueden jugar como el Barça. Pero a mí lo que no me gusta es que intenten estafar. Explicaré qué quiero decir con estafar: limitarse a empezar a jugar en la línea de tres cuartos, tirar un balonazo y a partir de ahí, el rechace. Para eso, ves la Segunda B. Son formas de entender el fútbol, pero lo que a mí me molesta es que se justifiquen diciendo que han ganado. Al menos que intenten mostrar algo más, para que la gente vaya al campo. Hace tiempo fui a ver un partido del Mallorca contra otro equipo de media tabla y pensé: “¡Vaya ruina! ¡Y esto es Primera División!”. Normal que la gente no vaya cada sábado, porque el fútbol es un espectáculo.





–¿Por qué están mal vistos los deportistas que tienen ideales para mejorar el país o la sociedad, y tan bien vistos los que se llevan el dinero fuera de España?

–Porque a la gente no le gusta pensar o preguntarse cosas. Entonces simpatizan más con el que no opina que con el que opina. Pensamos que cuando alguien tiene una opinión diferente a la nuestra es diferente a nosotros, o un enemigo. Y no. A mí me encanta que me lleven la contraria y hablar con quien piensa de otra manera, si me respeta. Luego se quejarán de que los futbolistas siempre dicen lo mismo. Caparrós decía en Panenka que los futbolistas se tienen que preparar la rueda de prensa. Y en cierto modo, sí. Si no vas a decir nada, no hables.

–Puyol comentó que dice cosas típicas para que no se hable de sus ruedas de prensa.

–Para no crear polémica está bien, pero hablar por uno mismo no significa crear polémica. Es una paradoja hablar para que nadie comente lo que has dicho.
Hay algunos futbolistas como Kanouté o George Weah que son diferentes. Los africanos suelen hablar de otra manera, quizás porque han crecido en un entorno donde las cosas no son tan fáciles y sienten la necesidad de hablar en nombre de la gente que les sigue. Pau Casals, de quien habría que hablar más, aparte de ponerle calles, decía que se debía al mundo como artista y un artista no puede pasar por el mundo sólo haciendo su arte. Uno tiene que expresar su opinión en nombre de lo que él considere el bien, en favor de la gente que no tiene voz. Porque si las personas no tuvieran detrás a sus seguidores, no serían ricas ni tendrían tantos privilegios. Así funciona la publicidad y todo en general. Si no, mira el Pistorius este... 'el Pistolas'. Este para mí era una leyenda y ahora...

–¿Cómo está el precio del humo, “en alza”?

–Gusta mucho esa maldita frase de “Enciendo la tele y veo esto para no pensar”. ¿Qué problema hay con pensar? ¿Quién te ha dicho que pensar sea malo? Las portadas de la prensa deportiva te permiten pensar en tonterías. Y Deportes Cuatro también, con sus vídeos editados con Windows Movie Maker.  Prefieres alterarte con cosas intranscendentes. Y los que hemos estado en el fútbol o lo vemos de otra manera sabemos que todo eso son minucias. Que si las botas nuevas, que si se reúnen los capitanes para comer...

–Sólo faltaba que ayunaran.

–¡Claro! “Comida de hermandad”... ¡Tío, si en tu empresa también hay de eso! En España se llena un diario entero. En Inglaterra no puedes meter tanto sólo de fútbol. No hay tantas noticias. Yo espero que el futuro sean estas revistas semanales o mensuales. Lo que me dice un periódico ya lo sé por la radio, la tele o internet.


Acerca de Jacinto Elá
Jacinto Elá (30 años) es un ex futbolista nacido en Añisok, Guinea Ecuatorial. De muy pequeño, sus padres se trasladaron a Fuerteventura (Canarias) y antes de los 10 años llegó a Sants (Barcelona), donde ha vivido siempre, exceptuando el tiempo de su periplo por el Reino Unido. Su gran proyección cuando estaba en las categorías inferiores del Espanyol (1996-2001) le permitió fichar por un equipo de la Premier League inglesa (Southampton, 2001-2002 y 2003-2004), donde cayó en manos de un entrenador un tanto rencoroso, de ahí que quisiera marchar cedido a toda costa, renunciando a la mitad de su sueldo. Su andadura por los clubes españoles tampoco fue satisfactoria ni como cedido, ni después de abandonar su último club en las islas británicas, el Dundee United (2005-2006). Llegó una grave lesión (rotura de ligamentos cruzados) y los problemas económicos casi inherentes al fútbol español le impedían cobrar con normalidad en casi cualquier club. Elá siguió jugando en algunos clubs modestos hasta que se cansó de “la bipolaridad del fútbol”.


Fotos: Marcos Moreno Teruel y Archivo de Jacinto Elá 

1 comentario:

  1. FELICIDADES POR LA ENTREVISTA AL PERIODISTA MARCOS MORENO ES PERSONA Y PROFESIONAL

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